Sudamérica

Fundidoras Destruyen un Poblado Brasileño

Las fábricas de fierro de Acailandia

En las afueras de Acailandia en el noreste de Brasil, las calderas de dos fábricas operan veinticuatro horas al día, procesando mineral de hierro de la mina gigante de Carajás de Vale. Varios millones de toneladas de este mineral son fundidos en arrabio en estas fábricas cada año. Piquiá de Baixo es un barrio en Acailandia situado en una franja pequeña de tierra entre la autopista y una de las fábricas de arrabio, y dentro de una distancia de mil yardas de la otra fábrica. Hasta recientemente, otras tres fábricas operaban en la misma área

Las fábricas fueron construidas a principios de la década de 1990 con la promesa de llevar desarrollo a la región. Para la gente local, el desarrollo sigue siendo una promesa no cumplida. En vez, las fábricas han generado contaminación, condiciones de vida insoportables, enfermedad, y pobreza.

Contaminación no controlada

Los procesos de producción involucran triturar el mineral de hierro, guijarros, y carbón al aire abierto, generando grandes cantidades de polvo. La mezcla es luego llevada a los hornos, donde es fundida a temperaturas muy altas. Un chorro interminable de gases, lo que incluye monóxido de carbón, es liberado y el hollín resultante es expulsado a través de chimeneas que no contienen filtros. Las grandes cantidades de residuos que son generados en el proceso quedan al aire libre.

El agua del riachuelo local es utilizada para enfriar los hornos. Cuando el proceso termina, el agua es descargada, sin ser tratada, nuevamente en el riachuelo, que recibe también agua de lluvia que drena sin ser tratada del patio de la fábrica. Los residentes son bombardeados por niveles incesantes e insalubres de ruido de todas las operaciones.

Décadas de problemas

A lo largo de los años, las trescientas familias que viven en Piquiá de Baixo han perdido todo lo que tenían: su buena salud, medios de subsistencia, y hogares. En palabras de un científico experto designado por un juez en una demanda entablada por algunas de las familias, la contaminación ha hecho que el área sea literalmente inhabitable y las viviendas no tengan valor. El estudio del experto llegó a la conclusión que la contaminación ha resultado principalmente de la falta de medidas preventivas en las fábricas.

Dentro de los hogares de Piquiá de Baixo, todo está cubierto por una capa de polvo de hierro negro. Los efectos de este polvo pueden verse en las radiografías de los pulmones de los residentes; sentirse en sus pieles y ojos eternamente con picazón; y oírse en su tos constante. El exceso de hierro en el organismo causa daño al hígado, páncreas, y corazón, y puede resultar en cirrosis, diabetes, artritis, y arritmia.

La relocalización y las demandas

En febrero de 2015, una corte de apelaciones en Maranhao emitió un fallo a favor de veintiún familias en una demanda contra una de las fábricas. Se adjudicó a cada familia $14.000 dólares en compensación por haber sido expuestas a la contaminación causada por la fábrica, y un monto adicional (a ser determinado) para indemnizarlas por la pérdida de sus hogares.

Pese a que la relocalización es finalmente la única opción para las familias afectadas (la comunidad ha estado negociando con Vale, el gobierno, y las fábricas para que paguen los costos de la relocalización), el mayor problema no será resuelto hasta que las fábricas tomen las medidas apropiadas para reducir y tratar sus emisiones y efluentes, y compensen a todas las familias por haberlas expuesto a altos niveles de contaminación y los daños resultantes.

EDLC está trabajando con Justiça nos Trilhos, una coalición de ONGs que defienden los derechos de la gente de veintisiete comunidades afectadas por las operaciones de Vale. Justiça ha estado impulsando el proceso de relocalización de las familias y ha entablado demandas impugnando licencias ilegales y otros abusos de la ley.

En el año 2020, la comunidad de Piquiá entablará una demanda contra las dos fundidoras operantes, la compañía minera que proporcionaba el mineral, y el gobierno. La comunidad buscará tratamiento de salud y compensación por todos los daños a los que fueron sometidos: exposición a humos tóxicos, hollín, ruido y la contaminación del agua y el aire. También buscará una indemnización por la pérdida de sus hogares, que ahora no tienen valor alguno. Adicionalmente, se buscará una orden para que las compañías instalen equipo de prevención de contaminación y/o de mitigación, y que remedien totalmente el medio ambiente. Finalmente, se buscará compensación por los daños colectivos (daño moral colectivo) que la comunidad sufrió, adjudicados bajo la ley brasileña que aplica en casos de daño a un grupo para disuadir a la parte responsable de continuar con la causa del daño.

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